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Todo acto educativo es un acto político

Posted on: 28 marzo 2012

Hoy he escuchado dos reflexiones desconcertantes en la asamblea de profesores del instituto, mientras discutíamos la necesidad de apoyar o no la huelga general convocada para mañana, día 29.

La primera de ellas la realizaba un compañero que acusaba de manipuladores a los administradores del blog de la asamblea.  Han publicado una entrada con el título «14 razones para no ir a la huelga«, en la que se ofrece una interesante relación de excusas que utilizan quienes nunca van, compañeros que dicen defender otras acciones de protesta, aunque casi nunca aclaran cuáles.

La segunda corresponde a un compañero que explicaba su posición contraria a la huelga argumentando que la convocatoria era una prueba más del espíritu manipulador de los sindicatos. Y, por supuesto, él no  iba a dejarse manipular.

Siento una frustración extraordinaria cuando escucho a personas «presuntamente» leídas e informadas, que se ven sometidas a un maltrato generalizado por parte de la administración de la que dependen, a quienes se está privando de sus derechos laborales y sociales, y se les roba el sueldo, repetir consignas aprendidas, buscar excusas, esquivar argumentos, y disparar contra quienes les defienden, en lugar de atacar a quienes les agreden.

Situaciones como las que relato, circunstancias como la que ahora vivimos con esta convocatoria de huelga, me reafirman en la idea que siempre he tenido respecto al papel del profesor, que no puede limitarse a la transmisión de conocimientos de una materia determinada, a llenar las cabezas de los alumnos de respuestas a preguntas que no han realizado.

Se está librando  una lucha encarnizada entre quienes defienden el poder absoluto del dinero y quienes luchan por otro tipo de valores, para los que cada vez queda menos espacio. Vivimos una revolución, tratan de imponernos un modelo social y económico en el que seremos mayoría los excluidos y muy pocos los elegidos. ¿No va de esto la reforma laboral en contra de la que nos manifestamos mañana?

Ya vale de hipocresía y medias tintas. Soy formador de personas, soy educador, se me ha encargado preparar a mis alumnos para la vida. ¿No debería enseñarles también a defender sus derechos, los pocos que todavía les queden después de que mi generación haya permitido que se los arrebaten? Basta ya de silencio,  complicidad y cobardía. No más ambigüedades. Ante una situación de emergencia, como la que vivimos,  no sirven las actitudes tibias, o nada beligerantes, de profesores como los que menciono.

El título de la entrada, para quienes no lo hayan reconocido, corresponde a una cita de Paulo Freire, y nunca antes, como ahora, he estado más de acuerdo con él: todo acto educativo es un acto político.

20 respuestas to "Todo acto educativo es un acto político"

Ciertamente, todo en la vida es política.
El hombre es un animal sociable y su insociable sociabilidad hace que no pueda prescindir de los demás ni renunciar, por ellos, a la satisfacción de sus propios deseos. Por eso necesitamos la política, para solucionar los conflictos que genera la convivencia, para que nuestras fuerzas se sumen en vez de oponerse.
La política es una tarea esencial y nadie puede sustraerse a ella.
Hay que poner freno a los racistas, fascistas, demagogos… Los burócratas no pueden decidir por mí. Los tecnócratas y arribistas no conseguirán imponer una sociedad hecha a su imagen y semejanza. ¿Con qué derecho nos quejamos si algo va mal? Si no haces nada para impedirlo, te conviertes en cómplice de la mediocridad y de cosas peores. La pasividad no es una excusa, ni la falta de competencia. No participar en la política es renunciar a nuestro poder, algo siempre peligroso, pero también es renunciar a nuestras responsabilidades, algo condenable, porque el apoliticismo es a la par error y falta: es ir contra los propios intereses y contra los propios deberes.

La política nos afecta a todos, nos atañe a todos. Urge rehabilitarla, pero no lo conseguiremos despotricando de quienes la hacen. En un Estado democrático se tiene los políticos que se merece. Moralmente, solo hay derecho a quejarse de él, y no nos faltan razones, si se actúa con los demás para transformarlo. La sociedad cambiará cuando todos nos involucremos. Hay que luchar, actuar, resistir, evolucionar… Para esto sirve la política. Únicamente los estúpidos aguardan a que las cosas cambien sin hacer nada. Los demás sabemos que una sociedad que no se rehace continuamente, desaparece.

He oído en otras partes que los alumnos no tienen por qué sufrir por nuestras reivindicaciones.
Sin embargo, he tenido la fortuna de poder escuchar, mucho tiempo después, a una que fue mi alumna cuando los revueltos tiempos de los PNN’s, las sesiones de la coordinadora en Madrid y las huelgas, que hubo varias y de muchos días, si la memoria no falla. Ella decía que aprendió mucho de todo aquello. No sé qué aprendió ni si aprendió a defender sus derechos, pero sé que hoy es una persona cabal y respetada en su centro.
Por cierto, estoy por una democracia directa que limite el papelón de estos políticos profesionales que tan poco nos representan. Pero esa será otra historia.

Pretender que no se hable de política en la escuela es como pretender que no se expliquen matemáticas o historia o lengua…

Desde el momento que buscamos hacer espíritus críticos estamos haciendo política y nos enfrentamos al poder que quiere ciudadanos sumisos y aborregados. No consentirlo está, afortunadamente, en nuestras manos. De momento.

Totalmente de acuerdo. Comparto.

«No solo se debe hablar de política» sino que se debe vivir la política en la escuela . Los alumnos/as deben conocer las herramientas que existen en la sociedad para convivir, como son las asambleas en clase previsto de un delegado y de un secreterio que tome apunte en un acta de todo lo sucedido( ambos cargos elegidos democráticamente en clase), la opinión de los/as almnos/as sobre materias o conductas de profesores, excursiones, libros… poner normas comunes, escuchar y respetar a los/as compañeras, aprender a protestar sin invadir el derecho de los demás.

Según iba leyendo he recordado a mi profesora de Historia de primero de BUP y tutora, Juana Bravo, de la que guardo un excelente recuerdo. Me enseñó, junto a la asignatura en sí, a leer criticamente los textos, analizarlos, sacar conclusiones propias y compartirlas con el grupo. Además de pasar bastante vergüenza comencé a tomar conciencia de la lectura crítica, del razonamiento ordenado, de como transmitir a los demás mi opinión y defenderla coherentemente, debatir… Todo acto educativo es un acto político, efectivamente, que será positivo o negativo como toda gestión o acción política desde las instituciones o partidos, pero eso algunos no quieren que se enseñe ni que se aprenda.

Pili, estoy bastante de acuerdo contigo en muchas cuestiones que planteas. Hay muy pocas decisiones que adoptamos, ideas que expresamos o comportamientos que mantenemos que no estén condicionados por una manera determinada de entender el mundo. Y eso también es política.
Xavier, no sé hasta qué punto influimos o no en nuestros alumnos, siempre he pensado que aprenden de nosotros más de lo que imaginamos, para bien o para mal. Seguro que un planteamiento de centro democrático, en el que se fomente la participación, y en el que se permita a los alumnos ejercer un papel distinto al de meros receptores de información, contribuirá a que desarrollen esos mismos hábitos cuando abandonen el centro. No me cabe duda, esa alumna de la que tan orgulloso te sientes aprendió de aquella experiencia de participación, debate, análisis y formulación de propuestas que le hicisteis vivir en tu centro.
halcón21, dices bien, hay muchas posibilidades de trabajo con nuestros alumnos que todavía están en nuestras manos. Mantenerlas, o perderlas, como nos está pasando con otras muchas cuestiones, dependerá de nuestra capacidad de reivindicación y lucha.

Berta, gracias por tu comemtario.
Basi, ya veo por tus palabras que sabemos de qué hablamos. Ésa es la idea, vivir la escuela de una manera práctica, que sea realmente una preparación para la vida. Y en la vida hay decisiones que tomar, posiciones que defender, ideas que contrarrestar, derechos que exigir, abusos que denunciar, etc. Para eso también puede y debe preparar la escuela.
Regina, ya me gustaría que algún alumno me recordara con el mismo cariño que parece que recuerdas a tu profesora de Historia. Estás en lo cierto, hay quienes no quieren que los alumnos aprendan mucho más que lo imprescindible. Y, desde luego, nada de enseñarles «malos hábitos»: analizar, razonar, criticar, proponer, etc. son comportamientos que ponen nerviosos a quienes, por ejemplo, les viene grande o se sienten incómodos con todo este «asuntillo» de la democracia.

Interesante artículo, y no más que empezar diciendo que aún no soy docente sino un simple intento de ello (por el momento). Solo quería comentar que cada día que pasa y viendo los sucesos que ocurren, la moral y motivación con la que empecé se me va desvaneciendo. Cuanto más estudias una ley más cuenta te das que te están diciendo, «cómo educar», «cuando educar», «en que cuestiones hay que educar», entre otras, y no estoy diciendo que eduquemos con nuestras opiniones. Me voy por el camino en el que cada nueva ley que «esta gente» pretender sacar, solo sirve para controlar más al profesorado y transformarlo en marionetas de la ideología política gubernamental.

Por suerte y lo que me tira a salir adelante, es que siempre me ha gustado luchar, pero sin llegar al contacto físico, y eso es lo me anima y me mantiene en el intento de docente. Porque si somos listos y buenos profesores siempre intentaremos encontrar ese «agujerito» que los políticos se dejan, para que podamos tener algún mínimo de libertad para que no salgan simples robots de las escuelas. Nos estamos olvidando de enseñar los valores, no estoy hablando de todos sino de la inmensa mayoría. Porque la juventud de hoy en día se le caracteriza por escasez de valores. Con esto pretendo resaltar que los políticos (los cuales no son docentes, y algunos no saben ni el significado de la palabra educar) nos están ganando la batalla, que nos están arrinconando con cada nueva ley, que ese «agujerito» se acabará cerrando.

Y todo esto, simplemente para resaltar que el primer paso de los políticos ha sido por hacer lo mismo que están haciendo en el barrio del «Cabañal» en Valencia, y es desprestigiar la escuela pública, ya que la escuela privada es más fácil de manipular. Así que por favor, está lucha empieza por salir a la calle, y aunque no deberíamos hacer un poco de «política», que simplemente es defender nuestro derecho de poder ejercer como docentes, de poder realizar nuestro trabajo, que simplemente es educar.

Muy interesante y necesaria tu reflexión, Juan Pedro.
Para apoyar todas las opiniones anteriores, que comparto, una cita de Hugo Assman: «Educar es luchar contra la exclusión. Significa salvar vidas. El terreno educativo es hoy el más desafiador de la actuación política y social. Ser educador es la más importante tarea social emancipatoria».

Y, respecto a los compañeros profesores que suelen «separar» política y vida, recordarles que una de las frases más conocidas que el dictador Francisco Franco utilizó para aconsejar al director del diario falangista Arriba que se quejaba de zancadillas entre familias franquistas fue : «Haga como yo, joven, no se meta en política».
Durante cuarenta años él hizo lo que quiso. Que fue mucho y muy perjudicial para el país y los españoles.»Su» política para un país que consideraba enteramente «suyo».
Si queremos progreso y convivencia, huyamos de los que practican el enfrentamiento porque la democracia define la política, no al revés. Si no queremos volver a tiempos oscuros, no escuchemos a los que pretenden apartarnos de la política para hacerla por nosotros. Con las manos libres.

Josevi, no es buena idea perder la ilusión antes de haber empezado a trabajar como docente. Ésta es una profesión extraordinaria en la que se puede disfrutar muchísimo siempre que, como tú señalas, los legisladores no se empeñen en fastidiarla.
Gracias, Agustina, muy oportunas tus citas, como siempre. Parece inevitable que, con la que está cayendo, quienes nos dedicamos a la enseñanza nos veamos obligados a posicionarnos y, sin ir más allá del estricto cumplimiento de nuestra obligación como educadores, animemos a nuestros alumnos a conocer el mundo que les rodea y les espera, en todos los sentidos.

Juan Pedro, siento al igual que tú una frustración extraordinaria, cuando leo a personas que “presuntamente” leídas e informadas, NO son capaces de aceptar otros puntos de vista y respetar la opinión de los demás.

Creía que en estas asambleas de profesores, existía “la libertad de expresión”, me refiero a esa libertad de expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones, sin que después tengas que ser insultado. Perdona, no sé si me entiendes, no hablo de política, hablo de educación y respeto.

Una profesora, que ha dejado de asistir a las asambleas.

Una profesora, por supuesto que no comparto ni acepto determinados puntos de vista, y hay opiniones que me cuesta mucho trabajo respetar. Pero puedes estar segura de que respetaré y defenderé siempre el derecho que tienen las personas que las emiten a expresarlas líbremente.
Es una pena que hayas dejado de asistir a las asambleas porque otros compañeros se pronuncien en sentido contrario al que tú defiendes. En mi opinión, es un error interpretar como un insulto la crítica o la discrepancia. ¿Entiendes que es respeto aceptar la opinión del otro sin chistar, por miedo a que se sienta insultado? Imagino que no te parecerá mal que la libertad de expresión pueda ser ejercida por todos, con independencia de que opinen de igual manera que tú o no.

Supongo que es más sencillo, entender y argumentar, que si deja de asistir a las asambleas es porque esta lucha no le concierne. No comparto tu opinión, pero la respeto, de la misma manera que respeto la opinión de los compañeros que hicieron sus aportaciones en aquella asamblea y no fueran tenidas en cuenta.

Profesora, estoy totalmente de acuerdo contigo. La expresión es libre, pero siempre respetando la opinión de los demás sin llegar al insulto.

No entiendo, sinceramente, la insistencia de una y otra profesora en considerar que se insulta a alguien en el artículo. Comento una circunstancia concreta que se produjo en su momento determinado y emito una opinión al respecto. Puedo admitir que alguien discrepe, incluso puedo aceptar que mi percepción de lo ocurrido no sea la correcta, pero no entiendo que quienes insisten en reclamar libertad de expresión y respeto no me concedan el derecho a decir lo que pienso y no respeten mi opinión; es más, que incluso consideren que al decir lo que pienso estoy insultando a alguien.
He de decir que la referencia a la opinión de los compañeros en la asamblea es puramente anecdótica y solo sirve para ilustrar lo que de verdad quería destacar en el mismo: la necesidad de que el profesorado se implique en la solución de los problemas que dice tener, y de los que continuamente se queja, abandonando la actitud pasiva, de sumisión ante una administración que le desprestigia y recorta su salario y sus condiciones laborales.
Para finalizar, alguno de los compañeros a los que me refiero son, a nivel profesional y personal, de los más queridos por mi parte, razón por la que todavía me resulta más difícil entender que alguien considere que trato de insultar a nadie. Pero agradezco, en cualquier caso, que os paséis por este blog y queráis compartir vuestros comentarios conmigo.

No nos subestimes tanto Juan Pedro, somos profesoras de enseñanza secundaria como tú, sabemos distinguir lo que es un insulto de una critica constructiva.

Me consuela pensar que aceptas que tu “percepción de lo ocurrido no sea la correcta”, aunque no sé si vives en el mundo al revés, donde los insultos son halagos para los compañeros que quieres, tanto personal como profesionalmente.

Para finalizar, te agradezco tu invitación a tu blog 🙂

Juan Pedro:
Vaya por delante que tus comentarios me suelen parecer sensatos e interesantes, y es por ello que me ha sorprendido mucho el talante de tu opinión en este artículo.
¿De verdad crees que era necesario menospreciar así a tus compañeros para «ilustrar» tu argumento?…
Sólo espero que jamás alguien que afirma «quererme profesional y personalmente» me defina en un BLOG PÚBLICO como una «persona presuntamente leída e informada», que «repite consignas aprendidas, busca excusas, esquiva argumentos, y dispara contra quienes la defienden, en lugar de atacar a quienes la agreden», para terminar espetándome que «ya vale de hipocresía y medias tintas»…
Sinceramente, con amigos así… ¿para que necesito enemigos?…
Creo que si yo fuera el blanco de esas palabras SI que me sentiría insultado y profundamente dolido contigo.
Un saludo

Hola, soy docente como ustedes, tengo mucho tiempo de servicio y veo con mucha pena como la educación de mi pais muy amado por cierto, esta cada vez peor, estoy muy enferma, pero no es culpa de nadie, es genético. Quiero que mi país sea unido con valores, con gente con garra, no esa «unión» falsa, donde solo se piensa en uno mismo, por eso el peruano no se apoya, hay que enseñar valores y eso se enseña en las aulas, desde inicial hasta la universidad, se enseña con el ejemplo. Luchemos por eso, porque la educación en nuestro país mejore, porque nuestro país se una como una nación con garra, no gente tibia que solo piensa en si mismo, no como varios que van a la iglesia y piensa que ya cumplio con su religión. No señores, cambiar desde uno mismo y cambiar su entorno, solo así seremos mejor personas.
Saludos

Parece que no importa el país, Isabel, la educación tiene problemas en todo el mundo, en Perú, en España, ¿qué más da? En todas partes se habla de la importancia que tiene, pero en muy pocos lugares se le presta la atención que merece.
Te deseo mucha suerte en tu trabajo, y mucho ánimo. Un saludo.

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