Maestros y república
Posted on: 14 abril 2011
- In: Actualidad | Artículos | Política | reflexión
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El gobierno de la Segunda República comprendió que la educación debía ser el motor de cambio de una sociedad alienada, sumida en el analfabetismo y la incultura, adoctrinada por el clero, dominada por los señoritos y el capital, y permanentemente amenazada por militares golpistas.
Junto a medidas concretas muy avanzadas para la época, encaminadas a implantar la «justicia de lo material», emprendió numerosas reformas para alcanzar también la «justicia educativa»: incrementar el número de maestros, maestras y escuelas, dignificar la profesión, aumentar el sueldo al profesorado, reformar todo el sistema educativo. Un pueblo culto y formado es más difícil de engañar y dominar.
Este breve artículo es un homenaje a todos aquellos que creyeron en la fuerza de la educación como eje fundamental para cambiar situaciones de injusticia y abuso, para conseguir que los ciudadanos se sintieran orgullosos de serlo, sacarlos de la esclavitud, hacerles libres, ayudarles, en definitiva, a ser personas.
En estos tiempos difíciles que ahora vivimos, en los que la educación y la cultura vuelven a verse amenazadas, y se ataca con furia desde determinados medios de comunicación y sectores sociales y políticos valores universales como la libertad, la paz, o la convivencia, es necesario que desde la escuela luchemos por su defensa. Debemos rescatar el espíritu de aquella República, para combatir la miseria moral y la degradación ética que pretenden imponernos como modelo los descendientes de aquellos que se alzaron en armas contra un gobierno democrático y legal, los que pretenden arrastrarnos de nuevo a la caverna.
)
Crédito del himno: http://www.museopedagogicodearagon.com/educacion_ii_republica.php
6 respuestas to "Maestros y república"
¡Cómo eres, Yola! No podían estar en todo, tenían mucho que reformar. Pero seguro que pensaban en maestros y maestras, niños y niñas, paternal y maternal. Esto del masculino genérico, que sé que no te hace gracia, me trae de cabeza también a mí, que cada vez que lo empleo me acuerdo de tus «x», e imagino tu reproche si, como ahora, compruebo que lo has leído.
No te preocupes Juan Pedro, primero es que no lo puedo evitar y segundo es que tengo claro que en la III República tendremos que inventar algo nuevo. El único problema es que las chicas de mi tutoría lo tienen clarísimo también pero los chicos no tanto 😦
Me encanta tu optimismo. Hablas como si lo de la III República fuera algo hecho, para pasado mañana. No parece que vaya a resultar tan fácil, desgraciadamente. Tendremos que avanzar en cuestiones como las que planteas sin esperar a futuras renuncias reales (porque lo de la revolución no lo veo). No pierdas la fe en la capacidad de las personas para modificar conductas.
No hace falta, creo, que sea una república, pienso que da lo mismo el título que ostente la persona que viva en un palacio.
En cuanto a la amenaza de que hablas pienso que el lugar dónde mejor se puede transformar una sociedad entera es en la escuela. Cuando los maestros crean a pie juntillas (término muy escolar del maestro) que las desigualdades se puede subsanar tratando a todos los alumnos con justicia: dando a cada cual lo que necesite para igualarlos de partida…
Bueno, siempre es preferible que te represente alguien a quien has podido elegir, y a quien puedes sustituir si te parece que no cumple con su tarea. Ocupar un puesto vitalicio por la gracia de dios resulta bastante anacrónico.
De acuerdo con tu comentario respecto al papel de la escuela, pero es necesario que los maestros creamos que, efectivamente, nuestra tarea consiste en enseñar una materia, transmitir conocimiento, pero también formar personas; por supuesto, a todas las personas en igualdad.
iessecundaria 
1 | Redacción
14 abril 2011 a 2:46 pm
Y lo que es más todavía, en la III República, incluso nos nombrarán a las niñas, las maestras, las madres, ….
Lo que no se nombra no existe.
🙂