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¿Nos respetarán más por ser «autoridad pública»?

Posted on: 15 septiembre 2009

Hoy he conocido a los alumnos y alumnas de mi tutoría de 2º de ESO «C». Han entrado al aula puntuales, sin gritos ni empujones, han ocupado de manera ordenada sus puestos, y han esperado en silencio a que les explicara cómo se desarrollaría la «sesion de acogida», a la que se les había convocado.

Durante dos horas, les he informado de los temas sugeridos por la dirección del centro, y les he comentado mi idea respecto a la tutoría, y a cómo pretendía llevarla. Hemos debatido algunas cuestiones al respecto, y me han preguntado sobre aspectos relacionados con el funcionamiento del curso que iniciamos. Terminada la sesión, han salido al patio sin prisa, algunos se han quedado en el aula hablando conmigo un rato, y, después de comerse el bocadillo, han vuelto a casa.vueltaalcole

Esta descripción de los hechos, tan simple y anodina, resultará sospechosa a más de uno, por lo que tiene de normal, o de inusual, según se mire. Últimamente, estamos demasiado acostumbrados a hablar de violencia en las aulas, pérdida de autoridad del profesor, acoso escolar, y otras lindezas por el estilo que contribuyen a dar una imagen distorsionada, muchas veces, de lo que ocurre en un centro educativo.

Es cierto que en las aulas se producen conflictos, pero no más, ni más graves, que los que se producen en la calle, en la casa, en el bar de la esquina mientras tomamos  una cerveza, o en el lugar de trabajo de cada cual. El conflicto es inherente a las relaciones entre personas.

Cuando me he quedado solo en el aula, satisfecho de cómo había resultado mi primer día de clase, he pensado en los motivos por los que estos alumnos  capaces de comportarse como lo han hecho, de respetar y respetarse, pueden protagonizar en sólo unos días episodios como los que lamentablemente, al final, acabamos comentando.

He llegado a alguna conclusión respecto a motivos,  consecuencias, y  soluciones posibles, que en ningún caso pasan por anteponer la consideración de autoridad pública del maestro o maestra  a cualquier otra medida urgente y de fondo que demanda nuestro sistema educativo desde hace tiempo.

5 respuestas to "¿Nos respetarán más por ser «autoridad pública»?"

He citado su articulo en mi blog en la siguiente dirección:

http://alvaro-t.blogspot.com/2009/09/la-violencia-en-las-aulas-y-las.html

Le pido a traves de mi humildad su opinion personal acerca del asunto. Muchas gracias

No sé, pero yo es que todo lo que venga de tita espe no me gusta.
Una cosa esta clara, y es que se pasó de la letra con sangre entra a que sea el alumno el que pega al profesor. Lo que tengo muy claro es que la solución pasa porque los profesores den las ideas y no los políticos.
El Canuit

Gracias por tu comentario y el enlace, Álvaro, creo que sí me apetece escribir algo al respecto.
Canuit, no creo que sea conveniente que convirtamos en categoría lo que sólo es una anécdota. ¿Te imaginas las portadas y páginas de periódico que harían falta para informar de los cientos de miles de alumnos y profesores que cada día desarrollan su trabajo con normalidad? Pero eso no vendería periódicos, ni mantendría a nadie frente al televisor. Por el contrario, si un día se produce una situación como la que tú apuntas, que siempre es extraordinaria, puedes estar seguro de que la noticia llegará hasta el último rincón del estado, transmitiendo la sensación de que ésa es la situación habitual en las aulas, y no la otra.
Creo que estás muy acertado en tu reflexión final. Tengo la sensación de que los políticos son como «piezas maestras», capaces de hacer funcionar cualquier máquina, sea cual sea su especialidad. Y, como no saben de todo, así nos luce el pelo.

Creo que es una opción. Algo se debe hacer para recuperar la autoridad de los docentes en el aula.
No se puede enseñar nada si los alumnos no te respetan y no asumen que el profesor es la autoridad dentro del aula.
Realmente creo que puede ser positivo, pero en la manera que se cumpla la ley, sinó se estaria igual o peor que antes.

Creo, Jorge, que antes de recuperar la autoridad en el aula, los docentes debemos ganárnosla, y no conformarnos con que le sea impuesta al alumnado por orden de un poder exterior.
No es fácil, y necesitamos apoyos. En este sentido, prefiero contar con la complicidad y el acuerdo de las familias, antes que con el temor a un juez.
Sé lo que nos agobia el tema, pero te contaré una anécdota significativa de hace unos días, para que veas las implicaciones que puede tener todo este debate.
Hablaba del asunto con un grupo de alumnos de 4º y, en un momento de la conversación, uno de ellos me dice: «¿Pero tú no sabes que lo que más nos gusta a nosotros es ir contra la autoridad?» Puede que, para muchos de ellos, la percepción más o menos positiva que ahora tienen del profesor también cambie cuando se encuentren delante de una autoridad que, a lo peor, no reconocen. No sé si será peor el remedio que la enfermedad.

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Me apasiona la pedagogía, actividad a la que me he dedicado profesionalmente.
También me gusta opinar y debatir sobre temas de política y actualidad.
De estos dos intereses, y del deseo de no mezclarlos, aunque estén íntimamente relacionados, nacen estos blogs que te invito a descubrir, y en los que te animo a participar con tus comentarios.

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